Viaje o El tramo entre la risa y el llanto
Sí.
No puedo escribir.
Tanto me carcome en la sangre el vaho tranquilo de tu respiración que mi mente se nubla demasiado.
La sonrisa llena momentáneamente el ambiente mientras el ahogado grito de desesperación se deja ver por entre las manos.
Uñas cada vez mas cortas y pulmones plomos.
¡A ti te invoco! ¡A ti, maldito hijo de la Primera Ramera!
Intranquilo vaivén pectoral deriva a dientes apretados.
¿Es esto agonía? ¡Una soga por favor, detén el tren!
Bebe cafecito, calmará el frío del corazón. ¡NO!
Tómame, aprieta con tus cálidas manos mi corazón destajado, y conviértelo en el río que cubrirá tus dedos, tus uñas y tu mugre.
¿Quién tirará del piso? ¡El vagón se mueve demasiado!
Turbulencias en el vuelo, deriva al llanto; una mujer me sonríe hoy. Al igual que tú, mañana no existirá más que en mi pecho y la incertidumbre reinará.
¡Calma tu fuego, por favor! ¡Detén la llama que incendia mis pupilas desgastadas en alcohol o mis dedos cafés sumergidos en humo! ¡Detén la chispa que me prolonga en medio y mas abajo! Vete antes que te encadene en mi vida a esta lágrima que cae.
Pienso que agonizo. Luego, agonizo de verdad.
¡Te bebí sin leer tu etiqueta! Y qué iba a saber yo que en tus besos se escondía la cicuta si tu envase era mas bello que el de la cerveza. No hay tiempo.
Pero si hay cerveza. Y si no, bueno, la soga está armada; esta agonía es mas lenta. Luego, la mejor decisión no es la soga, y si mis nudillos acariciaron tus entrañas en la ciudad de las sábanas, no hay nada mejor que utilizarlos humedecidos en ti para congelarte en el tiempo.
La luz ya no parpadea. Ahora sí puedo escribir.
No puedo escribir.
Tanto me carcome en la sangre el vaho tranquilo de tu respiración que mi mente se nubla demasiado.
La sonrisa llena momentáneamente el ambiente mientras el ahogado grito de desesperación se deja ver por entre las manos.
Uñas cada vez mas cortas y pulmones plomos.
¡A ti te invoco! ¡A ti, maldito hijo de la Primera Ramera!
Intranquilo vaivén pectoral deriva a dientes apretados.
¿Es esto agonía? ¡Una soga por favor, detén el tren!
Bebe cafecito, calmará el frío del corazón. ¡NO!
Tómame, aprieta con tus cálidas manos mi corazón destajado, y conviértelo en el río que cubrirá tus dedos, tus uñas y tu mugre.
¿Quién tirará del piso? ¡El vagón se mueve demasiado!
Turbulencias en el vuelo, deriva al llanto; una mujer me sonríe hoy. Al igual que tú, mañana no existirá más que en mi pecho y la incertidumbre reinará.
¡Calma tu fuego, por favor! ¡Detén la llama que incendia mis pupilas desgastadas en alcohol o mis dedos cafés sumergidos en humo! ¡Detén la chispa que me prolonga en medio y mas abajo! Vete antes que te encadene en mi vida a esta lágrima que cae.
Pienso que agonizo. Luego, agonizo de verdad.
¡Te bebí sin leer tu etiqueta! Y qué iba a saber yo que en tus besos se escondía la cicuta si tu envase era mas bello que el de la cerveza. No hay tiempo.
Pero si hay cerveza. Y si no, bueno, la soga está armada; esta agonía es mas lenta. Luego, la mejor decisión no es la soga, y si mis nudillos acariciaron tus entrañas en la ciudad de las sábanas, no hay nada mejor que utilizarlos humedecidos en ti para congelarte en el tiempo.
La luz ya no parpadea. Ahora sí puedo escribir.